Un día tranquilo, una señora que se llamaba Ana paseaba por la calle.
De repente Ana vio una cosa marrón y decidió seguirla.
Había un cubo de basura. De ahí salió una gatita bebé y también un gato. Eran muy «cucos».
Como a ella le daba pena, quería adoptarlos.
Primero fueron a la Clínica de Adopción. La gatita se llamaba Rory y el gato se llamaba Roar.
Rory era de color violeta, con el pelo suave y un lacito de color rosa.
Roar era de color marrón, con manchas naranjas.
Cuando los gatitos llegaron a casa se pusieron muy contentos.
¡Por fin tenían un hogar!