Un viernes de otoño era el Santo de Cecilia. Estaba lloviendo muchísimo. Macucu no tenía botas de agua. Entonces fuimos al trastero y había unas botas de Ángela. Se las probamos y ¡le estaban genial! Buscamos un par de paraguas. Había un paraguas del tamaño de Macucu. Salimos a la calle, Macucu abrió el paraguas y era de color azul oscuro. Hacía mucho viento. Las luces de Navidad se movían y se escuchaban ruidos extraños. A Macucu le daba muchísimo miedo. Casi sale volando. Por fin llegamos a la casa de Cecilia. Estaba una amiga que se llamaba Julia, otra Lucía y había otra Julia. Nos sentamos en la mesa. Cantamos «feliz en tu día» Y comimos bizcocho. ¡Estaba riquísimo! Estuvimos jugando un rato y ¡nos lo pasamos genial!
CONTINUARÁ...