Los gatos se quedaron sorprendidos cuando vieron la casa. La casa era grande, de color blanco y un poco rosa.
La casa tenía cuatro plantas. Ya era de noche, así que teníamos que irnos a la cama.
Al día siguiente Ana se levantó de la cama y fue al cuarto de los gatos. Ana no veía a Roar. Entonces Ana decidió buscarlo. Buscó por todos los pisos, no lo encontró y se puso triste. De repente Ana se asustó porque...¡Roar saltó de la lámpara!
-¡Roar, me has preocupado mucho, no sabía dónde estabas!¡Y casi me arañas!- dijo Ana
- Miau, miau, miau, miau, maramamiau
- Roar no te entiendo nada - respondió Ana.
A continuación Ana tuvo una idea. Iba a comprar un diccionario gatuno para entender a Roar.
Ana abrió el diccionario y ...¡por fin entendía a Roar!
CONTINUARÁ